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miércoles, 30 de mayo de 2007

Prólogo


“RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DE LA COMUNA DE PELLUHUE A TRAVÉS DE SU GENTE”


PRÓLOGO

Todo pueblo tiene una historia que contarnos, algunas veces en forma de canciones, otras a través de poemas, de cuentos y de historias que van pasando de persona en persona y de generación en generación. Aunque pasen los años estarán allí dispuestos y disponibles para aprender de ellos, para aprovechar la experiencia vital de los que se fueron.

Sucede parecido con la arquitectura de nuestra tierra: casas y edificios nos dan cuenta de las formas de vida del pasado: sus adobes, las vigas y pilares, los ladrillos de los corredores, los zaguanes, las habitaciones, las cocinas y comedores son el reflejo del hacer y vivir cotidiano de sus habitantes y de su entorno, en última instancia de nuestra cultura tradicional chilena.

Es por esto que en este libro hemos reunido historias de vecinos y veraneantes de la comuna de Pelluhue y de sus poblados, las que nos permitirán entender cómo en el transcurso de varios siglos se han sucedido las cosas, desde los años en que el foco principal de la actual comuna era “el puerto de Curanipe” y todo el ajetreo social y comercial giraba en torno suyo, hasta nuestros días en que la principal actividad visible es el turismo y en donde cada verano llegan más y más visitantes esperando disfrutar de los hermosos paisajes y de la amabilidad de la gente de nuestra tierra.

En estos años han habido innumerables cambios; pero no siempre han sido positivos, muchas veces los costos han sido mayores que los beneficios. Por eso creemos necesario echar mano al pasado y a los recuerdos, no olvidar, para así seguir creciendo en base a la experiencia de los antiguos y sus esfuerzos por la comuna.

Ojalá que los nuevos tiempos no nos encuentren descuidando lo que nuestros abuelos nos legaron, porque así como los faluchos y los grandes navíos se fueron para no regresar, es posible que siguiéndolos en su destino fatal muchos de nuestros lugares, como también ejemplares de nuestra flora y fauna terrestre y marina pasen a ser sólo un buen recuerdo para nuestros nietos, a los que puedan acceder sólo a través de las enciclopedias.

Curanipe ya no es puerto orgulloso en donde fondean los barcos venidos desde Cádiz, Saint Malo y Liverpool, ni Pelluhue es un “lugar de choros”; pero en cambio cada año son más los turistas que vienen desde todo el mundo a “surfear” a nuestras costas y la trilla que cada año se realiza en recuerdo de las que se hicieron por siglos en nuestros campos, es hoy “la más grande del mundo” (1).

Sigamos entonces en la saludable y común costumbre entre los nuestros, sonrientes y contemplando de pie y con la mirada abierta al horizonte, a ese el querido mar, con la Cordillera a nuestras espaldas y con una historia o muchas que contar.

(1) Nelson Leal Bustos, creó durante su período como alcalde a esta fiesta comunal. Siempre vestido de huaso y a la usanza de los hacendados tradicionales, suele mostrarnos su estampa criolla en nuestras calles y en sus viajes por el país.
Hijo de don Froilán Leal y doña Blanca Bustos Reyes, vecinos de Chovellén. Doña Blanca fue directora de la escuela de esa localidad a mediados del siglo XX, escuela que lleva actualmente su nombre.

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